Escuela de Formación Política
Carlos Ometochtzin
Carlos Ometochtzin
"En general el ciudadano, el político por profesión
o vocación, no han tenido posibilidad de meditar pacientemente el significado de su función y responsabilidad política" E. Dussel, 20 Tesis de política, Siglo XXI. |
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La propuesta de una Escuela de Formación Política parte de la necesidad de generar un espacio que brinde las condiciones para la discusión y la reflexión crítica y profunda de lo político como concepto y la política como actividad. Pues, parafraseando el prólogo a las 20 tesis de política de E. Dussel, tanto el político por vocación como el ciudadano, suelen reproducir, aún en la izquierda, determinadas representaciones tradicionales sobre la política, como la noción negativa del poder político (es decir: como dominación legítima ante obedientes de acuerdo con M. Weber), que en lugar de propiciar una praxis transformadora podría estar reproduciendo la lógica interna del sistema político vigente.
En este sentido, no basta con ser consciente de los efectos negativos del sistema político (la exclusión, la dominación y el sufrimiento que produce), es necesario contar con la claridad conceptual que nos permita, como sugiere H. Cohen, hacer el diagnóstico de la patología del sistema. De tal manera que la formación, como sostiene Th. W. Adorno, en tanto resistencia a la cosificación de la conciencia, debe apuntar al desarrollo de la consciencia crítica que nos permita orientar la acción hacia una transformación efectiva de las instituciones. El político, el partido político sin principios, sin una teoría política o filosofía práctica, no puede formar a sus militantes, a los miembros de su partido con la coherencia de un cuerpo social que tiene un contexto teórico de donde se desprenden las razones últimas para las decisiones coherentes que deben emprenderse. Una transformación sin teoría concreta, realizable, plegada a las exigencias del pueblo (y de las ciencias prácticas y la filosofía) se diluye con el tiempo. Ello nos ha movido, desde hace dos años, a organizar una escuela, que imparte cursos, exposiciones, debates sobre una ideología o teoría política adecuada a los ideales y valores del nuevo partido triunfante desde el primero de julio. El partido también debe ocuparse en la formación de sus militantes, miembros de la base, de su juventud, y de sus representantes pagados por el Estado (enorme tentación de corrupción, pero exigencia inevitable de factibilidad) para no caer con el tiempo en un olvido de sus valores y principios, que no son sólo proyectos concretos políticos, económicos, culturales, de género y muchos otros, sino igualmente una teoría que se estudie y exponga y pueda ser impartida a los jóvenes, a los militantes, al pueblo en general y, sobre todo, a sus representantes electos (que frecuentemente no han tenido tiempo de conocer y profundizar en esos valores y principios fundacionales). |
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